domingo, 29 de abril de 2012


La Cruzada de Protección Ocular: Juan Viñas


La “Cruzada de Protección Ocular” supuso toda una planificada y sistemática
campaña de relaciones públicas desde finales de los años 50. La compañía INDO, el mayor grupo de fabricantes de productos ópticos en aquella época, trató así de promover la mejora de la visión de la población española (Viñas, 2003: 241). La campaña, dirigida por un periodista radiofónico destacado, Juan Viñas, y asistida en ocasiones puntuales por Danis, Obtuvo una notable repercusión.
A través de la colaboración con las autoridades, los oftalmólogos, los maestros de escuela y los medios de comunicación, se creó el “Día de la Higiene Ocular”, se obligó a que la revisión de la vista del escolar figurara en la ficha de su cartilla académica y se desarrolló la operación “Controlvisión” –revisiones de la vista con un aparato que podía descubrir en tres minutos los defectos visuales-. La Cruzada, incluso, dio lugar a un Decreto que creó la enseñanza especial para niños con reducida capacidad visual y sin posibilidad de mejora (Viñas, 2003: 252, 256). También se convocaron concursos nacionales de prensa, radio y televisión. Los logros se completaron con la organización de conferencias, chequeos visuales, semanas de  protección ocular, reuniones científicas para analizar los problemas de visión de los trabajadores, alumnos o conductores, así como la gestión de la presencia en Ferias,
Congresos y Salones Monográficos.







Tal y como hemos visto hasta ahora, ninguna de las acciones desarrollados antes de
1958 en España se denominó propiamente “campaña de relaciones públicas”, sino más bien campaña “social”, “educativa” o “de prestigio”. Tampoco aplicaron dichas iniciativas teoría específica alguna, puesto que incluso llegaron a considerarse como campañas de corte publicitario. No en vano, las conocidas campañas desarrolladas para Cadie, Transportes Ochoa o la Cruzada de Protección Ocular fueron desarrolladas total o parcialmente por una agencia de publicidad. Pero todas sucedieron en un contexto de expectativas de mejora económica de un país que, a causa del régimen franquista, había permanecido aislado de países aliados.

En efecto, la llegada a España de la expresión relaciones públicas y sus planteamientos
teóricos, más profesionales, fueron posteriores a las campañas anteriormente mencionadas, aunque no demasiado. Corría el año 1958 cuando Joaquín Maestre viajó a Amberes para asistir a un congreso sobre publicidad. Aprovechando la cercanía, visitó la Exposición Universal de Bruselas. En aquella ciudad, Maestre coincidió con otro hombre que, igual que Fontcuberta, le ayudó a reorientar su vida profesional: el francés Lucien Matrat. El padre y filósofo de las relaciones públicas europeas se encontraba en Bruselas asistiendo al Congreso Internacional de la IPRA. Matrat había analizado a fondo el proceso de la comunicación y las relaciones públicas. Sus planteamientos interesaron sobremanera a un joven e inquieto Maestre.

Como se intuye, fue Joaquín Maestre 



quien primero aplicó la etiqueta de “relaciones
públicas” en la práctica. Y, en este sentido, podría considerarse al alicantino como el padre nominal de las relaciones públicas por haber importado la expresión a finales de 1958, de no ser porque ya otro autor español había recogido por escrito dicha denominación. Por tanto, más que el padre nominal de las relaciones públicas en España, Joaquín Maestre puede considerarse como el pionero de la práctica en España. El primer autor que introdujo el concepto de “relaciones públicas” en España fue Juan Beneyto. En su libro de 1957, “Mass Communications. Un panorama de los Medios de Información en la Sociedad Moderna”, dedicó uno de sus capítulos a las “Relaciones Públicas”.

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